sábado, 14 de abril de 2007

Música contra la depresión


¿Puede la música curar la depresión?

¿Por qué en los países en los que se canta y baila mucho la gente sonríe más? ¿Cómo actúa la música y en concreto una buena entonación sobre nuestro estado de animo? ¿Podemos mejorar incluso de una depresión? Lee este artículo y lo entenderás.

Orfeo tocaba el laúd para curar la melancolía. John Cash curaba con el Gospel y los esclavos negros del norte de América se daban fuerza y ánimos con los “blues”. La samba y la música brasileña, dentro de la música contemporánea, es una de las más sanadoras, te hace sentir a salvo y con mucha energía.

Muchas veces las personas reprimen sus emociones y no se permiten sentirlas, escondiéndolas en su interior. Sin embargo, no por mucho esconderlas conseguimos hacerlas desaparecer. Nos hacemos los fuertes, pero no debemos olvidar que la curación natural viene de ser capaces de expresar la pena, el dolor, etc…

La música y la entonación van muy bien en el rito del desahogo, nos permiten expresar las emociones, la tristeza, la pena y la aflicción. Si sentimos emociones negativas somos más proclives a la depresión. Estas emociones deben exteriorizarse, si no queremos que nos causen malestar, depresión y enfermedades.

La voz humana es nuestro instrumento más poderoso para transmutar el dolor y el sufrimiento en un bienestar radiante.

Una de las curaciones más famosas de la historia fue la del rey Felipe de España en la década de 1730. Después de oír cantar a Farinelli, que fue un cantante castrato italiano, desaparecieron milagrosamente el dolor, crónico, la depresión y la enfermedad mental del rey.

Otra de las historias más asombrosas fue el caso de los monjes de un monasterio benedictino del sur de Francia, aquejados de inquietud, fatiga y depresión. El Dr. Tomatis después de visitar a 70 de los 90 monjes del monasterio comentó que su abatimiento no era físico sino auditivo. Este estado de debilidad de los monjes era la consecuencia de haber eliminado varias horas de canto gregoriano de su rutina diaria.Esta práctica diaria de canto gregoriano les bajaba el ritmo respiratorio, y la tensión arterial, elevándoles el ánimo y aumentándoles su productividad. Al poco tiempo de reanudar sus sesiones de canto gregoriano recuperaron su vigor y su salud.

Entonación y música, estimulan el sistema inmunológico. En la depresión es muy importante, ayudar al sistema inmunológico a mantenerse en perfecta armonía, ya que la depresión suele bajar las defensas.

Las actuales investigaciones en inmunología indican que la insuficiencia de oxígeno en la sangre podría ser causa importante de inmunodeficiencia y de enfermedades degenerativas. Precisamente con la entonación lo que conseguimos es una oxigenación extra de todas las células de nuestro cuerpo. La base de toda entonación, es la respiración, por tanto cantar y entonar oxigenan realmente la sangre.

La entonación y la música aumentan los niveles de endorfinas, que son los opiáceos naturales propios del cerebro. Investigación médica reciente indica que son capaces de disminuir el dolor e inducir una euforia natural.

En el centro de investigación de la adicción de Stanford (California), el científico Avram Goldstein comprobó que la mitad de las personas estudiadas experimentaban euforia mientras escuchaban música, capacitando al cuerpo a producir sus propios anestésicos y a mejorar la actividad inmunitaria.

Guy Bérard, especialista francés en audición, confirma en su libro haber tratado a 233 enfermos de depresión con tendencias suicidas. El 93 % se curaron después del primer curso de tratamiento, el 4,7 % curaron después de dos o tres tratamientos; en cinco personas no dio resultados.

La música realmente nos puede ayudar mucho en esta enfermedad, pero por encima de la música lo que realmente nos va a ayudar es la entonación, la capacidad de poder expresar con nuestras voces y exteriorizar fuera lo que sentimos dentro, en nuestro interior.

Si las personas depresivas supieran que poseen dentro de si mismas el instrumento curativo que las va a sanar, no dudarían en entonar y canturrear sin descanso.

Autor: María Prieto

Músico, Naturópata, Terapeuta de la voz y el sonido

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