viernes, 20 de abril de 2007

Visita especial


Ayer fue un día especial. Recibí la visita de Anai (de Vitoria). Nos conocíamos solamente de leer nuestros mensajes en el foro de Navegando en tu Interior, bueno, realmente alguna vez habíamos hablado por teléfono y de cualquiera de las dos maneras la sensación era de cordialidad.


Quedamos en vernos a las 13,30 horas en la cafetería de un hotel de mi ciudad. No nos conocíamos en persona, sin embargo en cuanto nos vimos supimos cada uno quién era el otro. La puntualidad fue precisa, casi alemana. Nos saludamos, pedimos una consumición -ella un refresco de té con limón, yo una sidra de caserío- al poco recibí una llamada en mi móvil, debía resolver un asunto urgentemente, no se podía postergar y allí estaba yo con Anai que había conducido durante una hora para conocerme....Las cosas podían haber sido de manera distinta, pero obré con total naturalidad, le conté de qué se trataba y le pedí me acompañara. Así lo hizo, salimos de la cafetería y nos dirigimos andando hasta un Banco cercano en el que debía realizar una gestión, ella se quedó esperando afuera.


Terminada la gestión, nos dirigimos a comer a un restaurante de la costa guipuzcoana. Según nos ibamos acercando al lugar, observamos que había niebla y que el precioso sol lo habíamos dejado atrás. Nos acercamos a la barra del bar del restaurante, solicitamos mesa, tuvimos que esperar unos minutos pero enseguida nos sentamos.


Anai se inclinó hacia los platos de carne y yo fui hacia el pescado, estaba todo exquisito.


Durante la comida entablamos una animada conversación, fuimos conociéndonos mejor el uno al otro, pareciera como si de todas formas nos conociésemos de mucho tiempo atrás, ya que la sencillez, la franqueza era el tono principal. Hablamos de muchos asuntos, vimos las cosas desde varios prismas. Coincidimos en destacar la importancia de la familia, el amor de los hijos y las relaciones de pareja.


Tras degustar el postre, tanto Anai como yo coincidimos en calificarlo de riquísimo. Pasamos de tomar café y decidimos salir a pasear un poco -para que la comida se fuese asentando-.
La tarde era preciosa, sin embargo la neblina no nos permitía observar el mar o la playa con toda su belleza. Nos sentamos en un banco del paseo marítimo y continuamos con nuestra charla tan amena. Hubo confidencias que lógicamente no puedo desvelar. Fuimos pasando de un tema a otro con mucha fluidez, parecía como si las preguntas nos estuviesen esperando para después de la una, surgir la siguiente. Las respuestas también llegaban fácil. El tiempo transcurría sin apena darnos cuenta. Llegaba la hora de la partida.


No queríamos dejar este amistoso encuentro sin reflejarlo de forma gráfica. Anai sacó una cámara de su bolso y solicitamos ayuda a un viandante para que nos fotografiara juntos -el resultado lo habeis visto en la cabecera de este "tip"- Nos dirigimos hacia el coche y dimos por finalizada esta grata visita a las 19,30 horas.


Espero que el regreso a su casa fuese cómodo. Que durante el viaje, pudiese encontrar el significado a algunas de las palabras que nos habíamos dicho.


Para mí fue una visita especial que me dejó un agradable sabor de boca.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por este bello artículo.
Para mí también fue especial. Una horita de camino dan para pensar...a la ida a tu ciudad.Incertidumbre, inquietud, alegría, y el final......el encuentro.
Palabras de larga conversación que han calado hondo. Dudas satisfechas, nuevos aprendizajes, confidencias, risas y el principio de la que espero sea una gran amistad.
Un abrazo a tu alma y un beso lleno de amor y luz.

Iñaki Figueiredo dijo...

Gracias a ti Anai por tu espontaneidad, por tu frescura y entrega a cuantos comentarios surgieron en ese día tan memorable. Me alegra saber que te queda un buen recuerdo.
No cabe duda, aunque la amistad ya existía antes de conocernos en persona, ahora es tiempo de disfrutarla.
Un cariñoso beso y un abrazo en paz y amor.